Porque nos obligaron.
Porque, desde pequeñitas, nos pusieron coronas, vestidos de tul, ropa que no nos dejaba jugar, porque no la podÃamos manchar. Nos dijeron “qué niña más guapa” tantas veces, que nos creÃmos que era lo que importaba.
Y nos chutaron dosis diarias de prÃncipe azul, y asà nos hicimos yonkies del amor, y aprendimos a necesitarlo para vivir.
Las princesas son guapas, están asustadas y se enamoran del primero que las salva. Y del segundo, y del tercero. Y esperan, encerradas en su torre, sin hacer nada para escapar de ella.
Y nosotras aprendimos a ser como ellas.
Aprendimos a obligarnos a ser guapas, que significa fracasar eternamente en intentar parecerles guapas a los demás.
Aprendimos a esperar a que el prÃncipe azul nos solucionara la vida, que significa construir nuestra existencia en torno a la idea de conseguir y mantener una pareja, y a sólo asà sentirnos completas.
Aprendimos que estas dos cosas eran una pelea, que significa sentirnos amenazadas por todas las mujeres que nos rodean, no vaya a ser que sean más guapas, o que su torre le pille al prÃncipe más cerca.
Aprendimos a querernos poco, y sólo a costa de lo que nos quisieran otros.
Quedaos con mis vestidos de tul, mi prÃncipe azul, mi espejo y mi corona. Quedaos con mis complejos, mis miedos, mis vacÃos y mis celos. Quedaos con todo eso que me habéis impuesto, que no lo quiero.
Porque necesito sitio para las botas, los libros, los cuchillos, los vasos y los ceniceros. Para los bolis, las fotos, los bocadillos y mis cuentos. Para los condones, la bici, los pinceles y los baberos. Para las cazuelas, los periódicos, el martillo, los clavos y los ligueros. Para bailar, correr, descansar y tirarme en la hierba a ver pasar el cielo. Para mis sueños, mis desastres y mis deseos. Para fracasar y empezar otra vez con mis proyectos. Para mis amigas, mis ligues, mis mujeres admiradas y mis no quieros. Para mi vida, al margen de lo que me aprendieron.
Quedaos con mi reino. Que a mà me hace falta sitio para el mundo entero.
Me gusta el texto. DEsgraciadamente vivir en sociedad tiene sus inconvenientes... Pepa dice que el azul es para los niños y el rosa para las niñas, nosotros nunca se lo hemos insinuado siquiera y en la escuela tampoco. ¿Dónde lo aprendió? Vete a saber, pero esta gente son unas esponjitas, como decÃa tu amiga Montessori. Una esponjita para lo bueno... y para lo malo.
ResponderEliminarMe gusta el texto. DEsgraciadamente vivir en sociedad tiene sus inconvenientes... Pepa dice que el azul es para los niños y el rosa para las niñas, nosotros nunca se lo hemos insinuado siquiera y en la escuela tampoco. ¿Dónde lo aprendió? Vete a saber, pero esta gente son unas esponjitas, como decÃa tu amiga Montessori. Una esponjita para lo bueno... y para lo malo.
ResponderEliminarHay que tener especial cuidado hasta en el mas mÃnimo detalle....somos modelos para bien o para mal y podemos marcar a los niños de muchas formas.
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